Por antecomedores y galerías, salió a patios iguales y repetidas veces al mismo patio. Subió por escaleras polvorientas a antecámaras circulares; infinitamente se multiplicó en espejos opuestos... En el segundo piso, en el último, la casa le pareció infinita y creciente.
"La casa no es tan grande -pensó-. La agrandan la penumbra, la simetría, los espejos, los muchos años, mi desconocimiento, la soledad".
Jorge Luis Borges
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